13.8.10

Oscuridad.

Oscuridad. Ya sólo queda ella, oscuridad. Y la pequeña luz de un cigarro consumiéndose en el cenicero. Casi apagado. Ver cómo emite su pequeña controversia con el resto de la habitación. Ver su exalación expresada en un último hilo de humo. El hilo de la vida. De su vida. Eso me tranquiliza. Respirar el último aliento de algo tan simple como un cigarro consumiéndose, en su último instante de existencia.

Si un autobús desde cualquier pueblo perdido que apenas sus habitantes conocen se dirigiera hacia la ciudad más enorme jamás construida, ocupado por todos los que antes vivieron en aquél minúsculo opuesto a la sociedad, pinchase a causa de un enorme bache en la carretera más oscura de la montaña y se estrellase. Si sólo un pasajero lograse salvarse de la caída del autobús por toda la ladera y se derrumbase en medio del bosque en su búsqueda de alguien que pudiera ayudarlo, en busca de su última luz y rayo de esperanza, y al caer y mirar al cielo oscuro entre los densos árboles, al mirar arriba y ver una única estrella, soltara su último aliento. Es casi como si pudiera aspirar ese aliento.

Soy afortunado por poder absorber ese aire oscuro y caliente de la muerte, y nunca antes me había parado a pensarlo. Nunca me había olvidado de todas esas preocupaciones cutáneas y me había adentrado en el cuerpo y llegado hasta la mente. Hasta el corazón del bosque donde yace un cadáver con los ojos fijos en el cielo y la boca entrecerrada. Con su sonrisa esbozada en la marchita tez. Aspirar humo, besar a la muerte.

Y el hilo termina. La luz se apaga. Ya no hay más.


La Bestia

Cuando al mirarse en el espejo lo notó ya era demasiado tarde.

Sus ojos empezaron a cambiar de tono hasta que el iris pasó del marrón oscuro a un amarillo anaranjado. Gotas de sudor frío recorrían su frente y cuello deslizándose atraídas por la gravedad, pero hacía mucho más calor dentro de él que fuera.

Toda esa presión le había hecho despertar, y él lo sabía, es más, lo ansiaba. Deseaba volver a liberar esa bestia, destrozar sus ataduras y razonar por el instinto más basico, el deseo.

Su pulso se aceleraba rápidamente, sus dientes sonreían apretados, sus manos se aferraban al lavabo con ganas de destrozarlo. La bestia crecía dentro de él y lo notaba.

Quería correr, gritar, romper y destrozar, amar y odiar, morder, follar. Anhelaba el no tener responsabilidades. Ansiaba el actuar sin pensar.

Se mordía con tal fuerza que sus labios sangraron. Sus uñas comenzaban a crecer, sus músculos se hipertrofiaban, sus oídos se afinaban, su pelo crecía, la cola volvía a crecer.

Sólo sentía dolor, más del que nunca antes sintió, pero seguía esbozando esa hermosa y pícara sonrisa.

Quiso desprenderse de todo y lo hizo.

Volvió la hora de la caza.


No lo sé.

Es muy difícil hacerse a uno mismo. Desde pequeño te moldean, te pintan, te estructuran y educan. Te guían y convencen. Te engañan y quieren.

Es muy difícil hacerte a tí mismo. Siempre has ido absorbiéndolo todo. Intentando que no te moldeen, ni pinten, ni estructuren ni eduquen con sus falsos ideales. Decidiste hacer caso omiso de sus consejos para guiarte y hacerles entender que te convencían. Te enfadaste por que te engañaron y les perdonaste porque lo hicieron porque te querían.

Es muy difícil ser uno mismo. No eres quien molearon, pintaron, estructuraron y educaron. No eres quien intentaron guiar y convencer. Eres al que engañaron y quisieron.

Es muy fácil no ser uno mismo. Creen que eres quien han moldeado y pintado y estructurado y educado. Quien guiaron y convencieron. Quien les agradeció que le engañaran y quisieran.

Crees que eres quien les hace felices, ese tipo de persona que el mundo aprecia y quiere porque está cuando lo necesitan. Ese hombro en el que apoyarse, ese pecho sobre el que llorar, ese consejo que apreciar, esa conversación de la que aprender, esa mirada que tranquiliza.

¿De verdad sabes quién eres?


Heme aquí.

Soy una lágrima cayendo sobre el pupitre. Caigo y me esparzo todo lo que puedo. Miro hacia arriba y veo llorar. Resvalo y me dirigo hacia el suelo, como todas las demás lágrimas que caen y forman esos pequeños hilos de agua salada sobre el antiguo y carcomido pupitre. Unas nos deslizamos y otras son absorvidas por la madera. Voy hacia el borde lo más deprisa que puedo. El final se acerca. Vuelvo a dirigir mi mirada al origen. Al lugar del que salí. A tus ojos. No necesito más. Sé que ha llegado mi momento. Caigo hacia el suelo para terminar allí mi viaje. Sólo unos minutos de viaje, pero el más importante que podría realizar.




Lloras. Lloras y tus lágrimas caen sobre mí. Se crean pequeños hilos de agua salada y algunas de esas lágrimas se calan en mis viejos arañazos y agujeros. Te miro. Esos ojos, son inexplicables. Tus manos se apoyan sobre mí. Tu frente cae rendida. Tus sollozos sólo los oigo yo. Tus pensamientos sólo los oyes tú.




Lloro. Lloro desconsoládamente. Mis lágrimas se deslizan por mis mejillas para caer sobre un viejo pupitre. Mis manos lo golpean rabiosas. Mi frente cae, triste, para apoyarse en él. Pequeñas hileras de agua salada se crean y caen al suelo, mientras que otras lágrimas se calan en los arañazos y agujeros. Mis sollozos nadie los oye. Mis pensamientos sólo yo los oigo.

Heme aquí, con los brazos y la cabeza sobre un pupitre. Con riachuelos de lágrimas cayendo desde mis ojos, y un hilo de sangre cayendo desde mi espalda. Heme aquí, triste, desconfiado, odioso, iracundo y con imsomnio.

Heme aquí cambiado.

Y sobre el suelo lágrimas y sangre, sentimientos e ideales, polvo y pelusas, confianzas y amistades.


Cuando comienza este tipo de fuego, es muy difícil apagarlo.

lo más significativo es la forma de colgar de los pies dormidos. al cabo de un rato la sangre apenas se mueve por esas zonas y son las primeras que pierden la sensibilidad. un buen lugar para empezar.

dice la gente que no debe ser agradable ver como alguien es asesinado, y mucho menos ser tú el culpable de su muerte. casi nunca se plantean la idea de liberar a alguien con la muerte, de dejarlo en paz, de quitarle todo el peso que lleva sobre los hombros. casi tantas veces como con la idea de que ese alguien se lo merezca.

al margen del dilema ético-moral, mi bisturí se desliza por la planta del pie izquierdo del sujeto, el cual aún se aferra con fuerzas a la cadena que le rodea el cuello.

que fácil sería ser un objeto. sin responsabilizarte de tus actos. pudiendo obrar según tu razón, no la del colectivo. que bello sería mi mundo si fuese un mero objeto punzante. pero se puede ser objeto y sujeto a la vez. siempre que seas lo suficiente bueno.

con que suavidad se desliza el líquido vital por los dedos de los pies antes de caer al cubo metálico. al principio el sonido es algo desagradable, luego es un murmullo como el de un riachuelo tranquilo.

la pérdida de sangre conlleva una pérdida de fuerzas más rápida y el sujeto acaba apoyando la barbilla sobre sus dedos que ya no están aferrados contra la cadena, sino comprimidos por la papada contra ella. poco a poco se vuelven morados.

el sujeto pierde sangre. el sujeto no puede respirar. el sujeto muere.

¿pudo salvarse?

pudo preguntarlo.


Ambrosía.

te mataré, te juro que te mataré...

le gritaba a los ojos mientras, firme y fría, ella le besaba y exhalaba sobre su pecho cálido y seco.

andando siente que siempre está presente. se aberroncha contra el pecho vivo y no lo suelta si no se hace algo.

un día se acerca un niño y te dice "señor, la máquina no funciona"

los ojos son el espejo del alma.

soy el jodido conejo negro que trae la mala suerte al mundo.

frases cortas que hablan más que libros de lomo ancho.

dignidad...

un público que te va a escuchar, que te mira espectante, desconociendo lo que le vas a brindar, esperando oírte para juzgarte, como un predador que se acecha entre la maleza esperando el momento de saltar a la yugular, como un corredor de fondo que corre detrás tuya esperando que no puedas aguantar más para poder mirarte por encima del hombro, como un puto par de pupilas inocentes que se clavan en las tuyas y te sacan el alma por los poros, joder, estoy deseando sentir vuestro aliento en mi nuca desnuda.

miradme, juzgadme, mordedme, creeros mejores que yo, absorbedme...

y se sabe que esa es tu ambrosía

el sabor del cielo, el menú formado por filete de himen de la virgen de la soledad y un basito de corrida de algún cristo crucificado más que son paseados por las calles en hombros

como odio la santidad

y vuelvo a gritarte que te mataré, juro que algún día acabaré contigo

[...] tres jodidos puntos hacen de una frase estúpida, un reglón interesante [...]

y seis ya ni le cuento...

sabor, disfrute, dolor, calor

[...]


volver a saborear la tierra mezclada con la sangre de tus propios labios hinchados y rasgados, volver a oler el aire cargado del ambiente, volver a clavar las manos en barro y sentir como pequeñas piedras se te clavan entre la uña y la carne...

porque por mucho que pienses que ya no puedes volver a caer, aparece algo nuevo que te manda de morros contra el suelo...

sentir esa gota de sudor frío resvalando por tu frente y escociendo al entrar en las heridas de tus pómulos, el aliento caliente con forma de vapor en el aire frío, hasta que vuelvas a caer...

hasta que la sangre se vuelva negra y emane de tus heridas el crudo que mueve el mundo...


Fluía...

pero sin querer remediarlo la gota cayó, seguida de otra gota y otra y un pequeño arroyo del color del corazón salió de mi antebrazo y se transformaba en llamas antes de llegar al suelo y fundir el cuarzo de mi lavabo de diseño. fluía el líquido para adentrarse en la oscuridad de las cloacas y hundirme a mí en la profundidad de la vida eterna. perdí el control de mi mente, ideas que no recuerdo se pasearon por mi cabeza durante un instante, la única luz que ví se correspondía con la parpadeante barra fluorescente del baño. tras ésto, todo sifuió fluyendo.


Go Jhonny, go...

tengo un taladro en la cabeza y otro a 50 metros en la calle. no frena. lleva toooooda la tarde con el ruido y ya ni Jhonny B. Goode me despeja. vamos Jhonny, go, go...

llueve, sale el sol, vuelve a llover, el hombre no es hombre, son hombres, y se les trata como a un conjunto, sale el sol, vuelve a llover...

quizá algún día tu nombre aparecerá en las letras luminosas de algún lugar. ese día sabrás que has conseguido lo que buscabas, ¿no?

eso ocurre cuando uno sabe lo que busca, ahora mismo lo único que busco es algo lo suficientemente duro como para poder lanzarlo contra el del taladro y lo suficientemente poco valioso como para no arrepentirme de haberlo lanzado.

un mundo bonito el nuestro, no os parece? con sus nubecitas, sus montañitas, sus pueblecitos blancos, sus ciudades... y porqué mirar el lado bueno?? y porqué mirar el lado malo??

oh Maybellene, why can't to be true??...

de nuevo el mismo mensaje: si miras hacia lo blanco verás blanco, si miras hacia lo negro verás negro y si miras hacia tu interior te verás a tí mismo.

lo que pasa es que tu interior no es una dirección. mirar hacia dentro es ligeramente más complicado que mirar a la esquina de la calle.

yes, I've no particular place to go...

mira hacia donde quieras, total, es tu vida no la mía. no soy quién para guiar a nadie ni nadie es quien para decirme por donde debo ir. pero se aceptan y se agradecen los consejos.

porqué lo dejas todo para que un desconocido viva la vida que se merece pero que no ha podido conseguir??? qué te motiva a hacerlo?? qué te motiva a planteártelo?

hay quien dice que no somos como pensamos ser. que ayudamos a los demás porque nos han enseñado que hacer eso es bueno, y por tanto al hacerlo nos reconforta.

hay quien piensa que no necesita una tele nueva, ni un ordenador, ni un coche, ni una bici, nisiquiera un bonito jersey por rebajas, y decide compartir su "excedente innecesario" con otros. ya sea dinero o alegría.

hay quien piensa que los aliens leen la mente y se pone un casco de papel de aluminio.

si te haces preguntas buscas respuestas, si no te haces preguntas no las buscas. tú decides.

La Soledad

y miraba a la soledad... la miraba a los ojos sin ceder la mirada ni un instante, y ella, le devolvió la mirada...

la oscuridad se adueñó de la estancia con la fluidez del agua y la velocidad del viento, pues ya era noche. sus ojos seguían fijos en ella, en la mismísima soledad, que no respiraba, no latía, sólo le devolvía la mirada.

entonces, arriesgándose a perder la mirada que nunca más podría volver a ver, miró al cielo, pensando que podría verlo, mas olvidó que se hallaba enjaulado, y no pudo observar la hermosa luna llena que se lucía en el cielo aquella noche, y no pudo observar los ojos de la soledad que se fué, le abandonó, para dejarlo en compañía de él mismo, para destrozar su mente desde dentro y así terminar de una vez con este dolor.

aún pudiendo estirar el brazo y rozar los cabellos de una hermosa muchacha, no lo hizo. aún pudiendo mirar a los ojos al jóven que se cruzó en su camino, no lo hizo. aún pudiendo sonreír a aquella mujer que le devolvió su cambio tras comprar, no lo hizo. y vió que estaba sólo, y enjaulado en sí mismo.

hoy fué un día distinto, en su vida, y en la del mundo entero, hoy pasaron cosas que ya no se pueden cambiar, hoy se dió cuenta de tanto que había tenido frente a sí y no había tenido en cuenta. hoy no es un día de alegría, pero tampoco es un día en vano.

Anochece

y todo poco a poco se oscurece, se duerme, cae en su rincón para descansar, para entrar en un estado de inconsciencia y esperar un nuevo día. eso es lo que quiero, un nuevo día...


... y me doy cuenta de que la vida tiene la belleza de un pene. de un pene flácido, cansado, agotado e impotente. un pene que no obedece al resto del cuerpo, que no obedece a la mente, que se niega a levantar cabeza y hacer feliz a alguien, un pene que se rasca los cojones a lo ancho y pasa del tema. una poya que sólo mira al suelo, recordando momentos en los que se erguía y mantenía firme durante horas, recordando tiempos mejores, y esperando que vuelvan tiempos mejores. un jodido cipote que ahora no tiene ni ganas ni fuerzas de mirar hacia arriba, pues sabe lo que va a ocurrir, sabe que siempre acabará igual, sabe que pueden cambiar las cosas, puede ver a otra mujer distinta, puede verla en montones de posturas distintas, puede ver un hombre con un tarro de vaselina en la mano, y puede ver de nuevo el blanco del baño; pero, al final, todo es lo mismo. hará todo lo posible, se esforzará al máximo, disfrutará, y volverá a agachar la cabeza, volverá a ver el suelo. un cipote sin ganas ni ánimos de escupir un chorro de lefa sobre la página de una revista porno...


... un nuevo día, en el que miraré al cielo con una sonrisa, un nuevo día en el que abriré la puerta con alegría, en el que seré un nuevo yo, en el que el mundo me mirará y yo le devolveré la mirada con un dulce guiño, un nuevo día con un nuevo sol y un nuevo yo.


P.D.: Este texto tiene ya su tiempo, pero debo reconocer que es de los que me siento más orgulloso.

Dichosa pecadora es la rosa.

suertuda la flor oscura de dulces pétalos que acarician otra flor de inmensa belleza, la tuya belleza..............rosa de la noche que en mares de aire y polvo y cristales y pinturas y luz se quema............dulce roce de piel y seda, salada mirada con insinuaciones picantes, amarga gota de sangre que resvala por las púas de la flor............intenso el deseo de besar esa gota aunque mucho más intenso el deseo de besar esos labios.........acariciar esa piel.....perderme en esa mirada...

Me duele la cabeza

siento como una red dentro de mi cabeza exprime más y más mi cerebro hasta hacerme sentir como si éste estubiera a cien mil metros bajo el mar.

la red comprime más y más y estimula mi sentido de la vista.

veo a ese niño pequeño con bigote que no se lo afeita porque le da vergüenza, sin saber bien porqué...
veo a esos dos ancianos sentados en un banco y que sonríen al ver pasar a mozas con esas falditas tan cortas y moviendo sus caderas...
veo a ese tío en el coche con prisa de llegar a nosesabedonde, choca con otro coche y encima le quiere echar las culpas al otro...
veo a esa pareja con el carrito y su bebé dentro, con los ojos radiantes de felicidad...

y me duele la cabeza.

la red aprieta más y me estimula el sentido del olfato.

huelo el humo del incendio provocado por algún pastor que quiere que su ganado tenga nuevos pastos y no piensa en los bosques que están creando el aire puro que él necesita para vivir...
huelo la pólvora de rifles y pistolas que han destrozado millones de familias sin tener siquiera razón de ello...
huelo el bizcocho en el horno de casa de la abuela que está a punto de salir, y que no debes probar hasta que se enfríe...
huelo el perfume de esa chica que sube al autobús con la mirada perdida y el caminar indeciso...

y me duele la cabeza.

la red me oprime la parte que encierra el sentido del oído.

oigo el desgaste de los neumáticos al frenar para intentar no atropellar a esa persona que ya yace en el suelo inconsciente y desangrándose...
oigo el chillar de los niños al jugar en el parque con una simple lata de refresco...
oigo el cantar de los pajarillos revoloteando por entre los árboles en plena primavera...
oigo el dulce sonido de los dedos de un ciego rozando lentamente las teclas de un piano mientras quinientas personas lo miran atentamente y él no ve a nadie...

y me duele la cabeza.

la red se aprieta más y hace que mi sentido del gusto delire.

saboreo la sangre derramada por todos esos inocentes que fueron condenados por líderes ambiciosos de poder...
saboreo el petróleo que destruye tanta vida cuando flota y se hunde en el mar, pegándose a los animales y destrozando los corales...
saboreo sus labios, dulces, carnosos, llenos de pasión y de amor...

y me duele la cabeza.

la red me obstruye el riego y me modifica el sentido del tacto.

siento las púas de un cactus en mi mano, atravesando mi piel y haciendo que mi sangre brote en pequeños puntitos rojos...
siento el fuego del infierno cerca de mi piel, provocando que emane chorros de sudor...
siento las balas atravesando mi piel a una velocidad de vértigo, y duele...
siento tu piel deslizándose por las llemas de mis dedos, tu piel suave y delicada...

y me duele la cabeza.

la red se hace más pequeña y mi cerebro debe de estar a punto de estallar.

me siento a cien mil metros bajo el mar, con todo ese agua sobre mi.

y me duele la cabeza.

¿Mente Demente?

cada vez que sus ojos se dirigían lentamente hacia un edificio, un autobús, sus labios susurraban un leve bum... en su mente aparecía la imagen de las llamas saliendo por las ventanas de ese edificio al estallar en mil pedazos.

se apiadaba de los conductores que esperaban impacientes a que el semáforo se pusiera en verde, pues en cualquier momento estallarían los pilares más cercanos a la calle de los edificios, creando una reacción en cadena y desplomándolo todo sobre sus cabezas. pero sólo en su mente.

deseaba quemar las palomas y ver cómo aves en llamas cual fénix sobrevolaban la alameda para caer chamuscadas al suelo y ser el almuerzo de algún pobre gato callejero, todo un festín.

¿de verdad pensabas que lo conocías? ya te lo dijo una vez, ¿su mayor deseo? cambiar el mundo.